Viaje a las Islas Hormiga
Voyage to the Ant Islands

La producción de Luz María Bedoya es un acopio de lo indeterminado. Sus propuestas son un ejercicio de desclasificación constante: del cuerpo, del lenguaje, de la imagen, de la experiencia en sí misma. Difícilmente uno encuentra donde asir, y cada pieza queda siempre resonando como un ser tal cual, pero incompleto. Algo que ya es, pero que aún parece querer ser. Y cuya escasez o carencia se encuentran fuera de cualquier propiedad, alejado de toda pertenencia.

Volvamos a comenzar: lo que está aquí es lo que huye. Es decir, aquello que ya fue, o la promesa de algo que no llega. Es simple movimiento. No es un tránsito que dependa necesariamente del espacio o del tiempo: es tránsito mismo. Y en ese espacio intermedio parece haber algo que elude todo control, que se escapa del radar, y que nunca termina por hacerse visible. Aquello que no se puede medir, pero que aún así da un nuevo paso, y otro, sin que podamos terminar de administrarlo.

Comencemos una vez más: se trata de una singularidad que no termina de identificarse, que rechaza la posibilidad de ser nombrada. Ese rechazo no es menos importante: aquello, sea lo que eso sea, está redefiniendo su posición frente a un determinado orden que quiere hoy nombrarlo todo (designarlo, describirlo, comprenderlo, empaquetarlo). Lo que se ofrece aquí es la permanente posibilidad de re-nombrar lo-todo. Una estética que se asume como acontecimiento de la divergencia, inagotada e irresuelta.

Regresemos al inicio: hay aquí una realidad en tensión. Un ninguna parte que es también la fuga del deseo (flujos, desniveles, desbordes y gradaciones). Un ejercicio que trata de ir en contra de la lógica del direccionamiento. La necesidad de realizar una trayectoria que quiebre la relación entre los fines y los medios, que eluda el abastecimiento de datos, poniendo en duda toda posición definida de los territorios y sus descripciones.

Empecemos otra vez: el tema de lo visible es una cuestión política. Se trata de preguntarnos por aquello que se da ver, y cómo se da a ver. Es decir, como si yendo un poco más allá de los signos funcionalistas de la fuerza estatal, social o religiosa, solo quedara el enigma de aquello que no sabemos qué es ni para qué sirve. Pero cuya potencia no se encuentra en alguna nueva descripción, sino en ese prescindir de la relación ya establecida entre signos e imágenes. Y acaso, en ese espacio indeterminado, resida aún la posibilidad radical de redefinir el status mismo de aquello que conocemos.

Miguel López
Barcelona, 2008

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Voyage to the Ant Islands

 

The production of Luz María Bedoya is a collection of the indeterminate. Her works are an exercise in constant declassification: of the body, of language, of the image, of experience itself. It is difficult to find a place to grasp on to; each piece continues to resonate like a living being, just as it is, yet incomplete. Something that already is, but which still seems to want to be. And whose lacking or absence falls outside of any sort of property, distant from all belonging.

Let us begin again: what is here is that which flees. In other words, that which already was, or the promise of something that never comes to pass. It is simply movement. It is not a transit which necessarily depends on space or time: it is transit itself. And in that intermediate space, there seems to be something that eludes all control, which flies under the radar, and which never fully makes itself visible. That which cannot be measured, but which nevertheless takes another step, and another, without our being able to place a yoke on it.

Let us begin once more: it is a singularity that never completely identifies itself, which rejects the possibility of being named. This rejection is no less important: it, be it what it may, is redefining its position in reference to a determined order that today seeks to name everything (designate it, describe it, understand it, package it). What is offered here is the permanent possibility of renaming it-all. An aesthetic that is assumed as an occurrence of divergence, unexhausted and unresolved.

Let us go back to the beginning: there is, here, a reality under tension. A nowhere that is also the flight of desire (flows, drop-offs, overflows and gradations). An exercise which attempts to go against the logic of addressing. The need to follow a path that breaks off the relationship between the ends and the means, which eludes data supply, casting doubt on all defined positions of territories and their descriptions.

Let us begin once more: the issue of the visible is a political matter. It is a question of asking ourselves about that which lets itself be seen, and how it lets itself be seen. In other words, as if by going a bit beyond the functionalist signs of state, social or religious forces, there only remained the enigma of that about which we know neither what it is nor what it is for, the power of which does not lie in some new description but rather in the act of doing away with the pre-established relationship between signs and images. And just maybe, in that indeterminate space, there still resides the radical possibility of redefining the very status of that which we know.

Miguel López
Barcelona, 2008